sábado, 29 de septiembre de 2012

Primero vinieron por..., pero no dije nada...

He recibido este correo por varias de vosotras, Tina y Ceci. Gracias a las dos.

                                                                    Ubuntu




Una  mañana cuando nuestro nuevo profesor de "Introducción al Derecho" entró en la clase, lo primero que hizo fue preguntarle el nombre a un alumno que estaba sentado en la primera fila:  
 
- ¿Cómo te llamas?

Me llamo Juan, señor.

¡Vete de mi clase y no quiero que vuelvas nunca más! - gritó el desagradable profesor.  

Juan estaba desconcertado.  Cuando reaccionó se levantó torpemente, recogió sus cosas y salió de la clase.   Todos estábamos asustados e indignados pero nadie dijo nada.

Está bien. ¡Ahora sí! ¿Para qué sirven las leyes?...

Seguíamos asustados pero poco a poco comenzamos a responder a su pregunta:

"Para que haya un orden en nuestra sociedad"   "

¡No!" contestaba el profesor   "

Para cumplirlas"

"¡No!"  

"Para que la gente mala pague por sus actos" "

¡¡No!!   ¿Pero es que nadie sabrá responder esta pregunta?!"...  "

Para que haya justicia", dijo tímidamente una chica.   "

¡Por fin!  Eso es... para que haya justicia.   Y ahora ¿para qué sirve la justicia?"

 
Todos empezábamos a estar molestos por esa actitud tan grosera.  Sin embargo, seguíamos respondiendo:

"Para salvaguardar los derechos humanos"

"Bien, ¿qué más?", decía el profesor.

"Para discriminar lo que está bien de lo que está mal"...

Seguir...

"Para premiar a quien hace el bien."

Ok, no está mal pero... respondan  a esta pregunta  ¿actué correctamente al expulsar de la clase a Juan?....

Todos nos quedamos callados, nadie respondía.  

- Quiero una respuesta decidida y unánime.

¡¡No!!- dijimos todos a la vez.

¿Podría decirse que cometí una injusticia?

¡Sí!

¿Por qué nadie hizo nada al respecto?  ¿Para qué queremos leyes y reglas si no disponemos de la valentía para llevarlas a la práctica?  Cada uno de ustedes tiene la obligación de actuar cuando presencia una injusticia.  Todos.  ¡No vuelvan a quedarse callados nunca más!   Vete a buscar a Juan-  dijo mirándome fijamente.

Aquel día recibí la lección más práctica de mi clase de Derecho.


  Cuando no defendemos nuestros derechos perdemos la dignidad

y la dignidad no se negocia.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Creer, crear y querer

Albert Espinosa dice: "Si crees en los sueños, ellos se crearán".  Es fácil, sólo cuestión de una vocal: Creer-Crear.
      ¿Y no vamos a poder con una vocal?  ¡¡¡VAMOS A POR ELLO!!!
UBUNTU.
 

sábado, 15 de septiembre de 2012

¡A mí no, yo no me dejo colgar tan fácil!

Ahí está él, silencioso, siempre le he visto solo y con sus bolsas repletas de hojas y palitos. Hojas y palitos, que unidos con celofán, ha transformado en pancartas y acaban en las manos de los que acuden al reclamo de manifestaciones y concentraciones.
           Manos hábiles, dedos rápidos que entrenados, imagino yo, en muchas batallas, distribuyen su NO A LOS RECORTES.
           Siempre le he visto solo y prácticamente en silencio, en su misión de hacernos participar de un modo más visible en el hartazgo y la injusticia a la que nos está llevando esta situación.
            Cuando sus bolsas deshinchadas quedan aparcadas en el suelo, toma un par de pancartas y se coloca solo, en silencio, en el lateral del paseo de la castellana, con su media sonrisa, abriendo sus ideas a los conductores que por allí circulan. Le miro,..., le admiro, me acerco, le estrecho la mano, le pregunto si puedo hacerle una foto, "¡claro que sí!"; vuelvo a preguntar: "¿le importa si lo cuelgo en la red?"; bromeando me responde: "¡a mí no, yo no me dejo colgar tan fácil!". Nos reímos.
             Me marcho.  ¡Mierda, olvidé preguntarle su nombre!.   No importa, seguro que en la próxima estará.
             Él solo, y en silencio, y yo, sintiendo la esperanza correr por mis venas.
                                    
                                                                        Ubuntu
             Ahí le tenéis, mis palabras sobrarían, pero ya sabéis de esta necesidad mía, esta manía que he adquirido últimamente de contaros todo lo que se me remueve por dentro.

He vuelto a encontrarme con él, su nombre es Martín, desde aquí mi reconocimiento, gracias.